Churruca y Elorza, Cosme Damian Biografia

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Archivo:Cosme Churruca.jpg
Retrato de D. Cosme Damian Churruca y Elorza. Museo Naval de Madrid.

Sabio y heróico marino, la sobresaliente personalidad de este ilustre guipuzcoano, brilló por su cultura, talento, saber y heróico comportamiento, colocándole sus méritos, entre los más afamados marinos de la edad moderna. Churruca fué un consumado políglota, astrónomo, cartógrafo, nauta, guerrero, escritor; un conjunto de perfecciones de sabiduría, de valor y heroicidad.

Nació en Motrico (Guipúzcoa), el 27 de septiembre de 1761.

Sentó plaza en la Compañía de Guardiamarinas de Cádiz el 5 de junio de 1776, pero en marzo de 1777 fue trasladado a la que se había formado en Ferrol y promovido a alférez de fragata, previos los exámenes correspondientes. En octubre del mismo año 1778 salió a navegar en el navío San Vicente Ferrer, del mando de D. Francisco Gil y Lemus, uno de los de la escuadra del general Antonio de Arce, de quien fue ayudante, así como del general Ponce de León que le sucedió en el mando. El 13 de diciembre de 1781 trasbordó a la fragata Santa Bárbara, a cargo de Ignacio María de Álava.

Participó en las operaciones del bloqueo de Gibraltar; en el ataque de las flotantes frente a la Roca (14 de septiembre de 1782) se distinguió salvando supervivientes de la acción con el bote de su fragata. Hecha la paz, pasó la noticia a Montevideo con este buque. Vuelto a Cádiz en noviembre de 1783, en cumplimiento a Real Orden de 25 de marzo de 1784 realizó de abril de este año a febrero de 1787 el curso de estudios mayores a las órdenes de Vimercati y agregado a la Compañía de Guardiamarinas de El Ferrol.
En 1788 fue destinado a una segunda expedición, mandada por el capitán de navío Antonio de Córdoba, para el reconocimiento del estrecho de Magallanes, siendo Churruca y Ciriaco Cevallos especial- mente encargados de la parte astronómica y geográfica.

El 5 de octubre de 1788 zarpó de Cádiz la expedición formada por los paquebotes Santa Casilda y Santa Eulalia. Detenidos estos buques en el puerto de San José por lo contrario de los tiempos, la comisión fue prolijamente finalizada el 29 de enero de 1789 sobre dos lanchas de remos sin cubierta. A costa de indecibles trabajos y riesgo de perecer por los continuos temporales, reconocieron la Tierra del Fuego desde el cabo Lunes hasta el océano Pacífico, y regresaron a Cádiz el 13 de mayo de 1789. Churruca escribió el diario de todo, compilado después, aunque con inserción literal de lo más notable, por Apéndice a la relación del viaje al Magallanes de 1788 y 1789, impreso en Madrid en 1793.

Churruca sería agregado al observatorio de Cádiz en junio de 1789 y aunque siempre con poca salud, desde el 14 del mismo mes, por Real Orden del 8 anterior sirvió de ayudante del mayor general de la escuadra del Marqués del Socorro. Desarmada la escuadra, regresó al observatorio; pero cediendo a la necesidad de procurar su restablecimiento, pasó con licencia a Motrico hasta abril de 1791. Recobrada su salud. y tratándose entonces de otra expedición para formar el atlas marítimo de la América septentrional, cuyo plan se encargó a José de Mazarredo, propuso este general se destinasen al efecto cuatro bergantines, dos de ellos al mando de Churruca para las operaciones desde la isla de Trinidad hasta los canales nuevo y viejo de Bahama; y otros dos, mandados por Joaquín Francisco Fidalgo, para recorrer desde la misma isla de Trinidad las costas de Tierra Firme hasta concluir en el seno mejicano.

Aprobado todo por Real Orden de 10 de noviembre de 1791, la división de Fidalgo que quedó habilitada más pronto, salió de Cádiz el 4 de junio de 1792, y la de Churruca con los bergantines Descubridor (capitana) y Vigilante lo verificó el 15 siguiente. Al paso por las Canarias determinó la situación de la isla del Hierro, comprobando su magnitud y figura, y algunos puntos de otras, como también la de Tobago y parte de las costas del oeste y norte de la de Trinidad, en donde, llegado que hubo, estableció el primer meridiano de aquellas regiones en el fuerte aislado de San Andrés, situándolo en 10° 38’ 40” N, y la longitud occidental de Cádiz, luego que llegó Fidalgo, en 55° 22’ 44”. Acordada la distribución de trabajos de ambas secciones, principió Churruca los suyos por las bocas del Drago y costas del norte y este. Pero entorpecida la empresa por las alteraciones políticas que sobrevinieron y otras causas, no pudo proseguirla sino en algunas coyunturas, autorizado ya por Real Orden que recibió el 23 de mayo de 1793 para proceder sin sujeción al plan que se le había dado, según las circunstancias y sus propios conocimientos le dictasen.

Estando en Puerto Rico, en julio siguiente observó y determinó las alturas meridianas de las estrellas Antares, Dragón y Cepheo, y en octubre la ocultación de Aldebarán por la Luna. Sus operaciones científicas desde entonces se interpolaban con las militares marítimas que ocasionaba el estado de guerra con la República Francesa, hasta que el 30 de mayo de 1795 concluyó todo lo perteneciente a la carta general de las Antillas, desde la Barbada a Santo Domingo.


Vuelto a Cádiz el 18 de octubre de 1795 como segundo comandante del navío Conquistador, pasó con licencia a Madrid para reponer su maltrecha salud y regresó al Departamento de Cádiz a fines de 1796. El 15 de marzo de 1797 se hizo cargo de la segunda comandancia del navío Príncipe de Asturias, pero desembarcó el 20 del mismo por Real Orden para ejercer de fiscal asociado a la causa que se formó de resultas del combate de San Vicente del 14 de febrero anterior. En abril volvió a embarcarse, esta vez en el navío Concepción como ayudante de la escuadra del general José de Mazarredo, con retención del destino anterior. El mismo general nombró a Churruca mayor general interino de la escuadra a partir del 3 de febrero, cargo que ejerció durante la salida a la mar de la propia escuadra del 6 al 13 siguientes en persecución de la británica que bloqueaba el puerto de Cádiz.

Desembarcó el 21 de febrero y en cumplimiento a Real Orden de 25 de diciembre de 1798, tomaba el mando del navío Conquistador el 10 de enero de 1799.
El 12 de mayo salió a la mar con la escuadra al objeto de recobrar Menorca, pero habiendo sufrido los navíos muchas averías como consecuencia de un temporal que experimentaron en el golfo de Vera, arriba- ron a Cartagena donde fondearon el 20 de mayo. Un mes más tarde, entraba también en este puerto la escuadra francesa al mando de Bruix; para complacer al Directorio galo se desistió del ataque en Menorca y el Gobierno español ordenó a Mazarredo seguir a Bruix hasta Brest y colaborar en la proyectada invasión de la Gran Bretaña o Irlanda.
La escuadra combinada de 43 navíos salió a la mar para Cádiz el 29 de junio, donde arribó el 10 de julio.
Tras un breve crucero sobre la boca del puerto desde el 13 al 16 de julio, se hizo de nuevo a la mar el 21 hacia Brest, donde entró el 9 de agosto, y quedó bloqueada por la británica del almirante Jervis. Churruca aprovechó la inacción de Brest para pasar a París reclamado por Mazarredo y de Real Orden a visitar el observatorio astronómico, el depósito hidrográfico y otros establecimientos científicos (junio de 1800). Por entonces escribió y publicó una Instrucción militar para el navío Conquistador dispuesta por su comandante, Brest, 1799.


Según Fernández de Navarrete, estando para entrar en dique su navío, notó que el ingeniero francés Guignard dedujo por solo algunos datos que pidió y se le dieron, el quebranto del buque al medio, ocultando misteriosamente el método de que había usado. Investigado el caso por Churruca, logró hallar el sistema y escribió a la corte sobre ello. Como resultado, por orden del Gobierno se imprimió y circuló por los Departamentos su Método geométrico para determinar las inflexiones de la quilla de un buque quebrantado, igualmente que la cantidad de su arrufo en caso de que le hubiese. Este método adoptado por Churruca ofrecía ventajas sobre las que se practicaban en nuestros arsenales; era rigurosamente geométrico y determinaba la cantidad del quebranto o arrufo de un navío en otros tantos puntos de longitud como portas tuviese la primera batería, sin más operaciones que medir la altura de cada una de ellas sobre el mar, y los calados de popa y proa por medio de un cálculo muy corto, sencillo, fácil y uniforme para cada punto; y por él podía además conocerse el estado actual de un buque siempre que hubiese calma de viento y mar, y saberse al fin de cada campaña cuanto se había quebrantado en ella.


En virtud de una estipulación del tratado secreto entre España y Francia de 1 de octubre de 1800, en cumplimiento a Real Orden de 31 de marzo de 1801, el Conquistador completamente armado era entregado a la Marina francesa en Brest a mediados de abril de 1802, con el natural disgusto de Churruca pues había dedicado tres años de su vida a perfeccionar su buque. A consecuencia de la paz de Amiens, la escuadra española, al mando de Antonio de Córdova en relevo de Mazarredo y Gravina, pudo emprender el regreso a Cádiz, donde entró el 25 de mayo con Churruca embarcado de transporte en el navío Concepción.

Por Real Orden se le destinó entonces para transportar a Barcelona las falúas que debían servir a SS. MM. con motivo de la venida a España de la princesa de Nápoles a contraer matrimonio con el Príncipe de Asturias.
Evacuada la comisión, con fecha de 14 de diciembre de 1802, S.M. le concedió el pase al Departamento de Cartagena, donde publicó el mismo año la Memoria sobre la ocultación de Aldebarán, que había observado en Puerto Rico el 21 de octubre de 1793; colocó su longitud con tal acierto que hizo decir a Lalande, que no había sobre la Tierra cuatro puntos tan exactamente situados. Esta memoria se insertó con la del quebranto de los buques, en el Almanaque Náutico del año 1804.


En 1803 obtuvo licencia para ir a Motrico y cuando de regreso a Cartagena en noviembre de este año pasó por la Corte, fue bien acogido por SS. MM. y recibió la orden de viajar a Ferrol para tomar el mando del navío Príncipe de Asturias que se hallaba desarmado. Ante el deterioro de las relaciones entre España e Inglaterra, el 13 de noviembre de 1804 Churruca recibió la orden de rearmarlo. Tuvo al mismo tiempo otros encargos, y entre ellos el de examinar varias llaves para artillería, propuestas a la superioridad desde el año 1797, y otras que él mismo conocía, y el de hacer experiencias sobre el descenso o abatimiento de las municiones, y formar una instrucción sobre punterías para el servicio de la Armada.

Las llaves para la artillería en la forma que propuso, parecieron aventajarse a las que usaban las naciones extranjeras; por consiguiente se adoptaron según las propuso, y aprobada por S. M. la instrucción que formó, se comunicó a la Armada en Real Orden de 14 de abril de 1801, para que se generalizase en ella, y últimamente se dio al público tras la muerte del autor, siendo su título Instrucción sobre punterías para el uso de los bajeles del Rey...Seguida de un apéndice que incluye las dimensiones del casco y arboladura de los buques de guerra ingleses de todos portes, con otras noticias relativas a su armamento. Madrid en la Imprenta Real. Año de 1805. Inspiró la obra de Montgery, Regles de pointage á bord des vaisseaux, publicada en 1816 para la Marina francesa.


Teniendo muy adelantado el armamento del navío Príncipe, y hecho en él muchas mejoras, solicitó el mando del San Juan Nepomuceno y se le dio por orden del Príncipe de la Paz fechada el 1 de febrero de 1805, con la facultad de arreglarlo y disponer se artillase a su entera satisfacción sin sujeción a reglamentos.
En junio había finalizado el armamento y se encontraba incorporado a la escuadra del teniente general Domingo Pérez de Grandallana, con la que partió de Ferrol el 10 de agosto; fondeó seguidamente en la ría de Ares, donde volvió a concentrarse la escuadra combinada a las órdenes del vicealmirante Villeneuve. El 13 se hizo a la vela para dirigirse a Brest en cumplimiento de las órdenes de Napoleón, pero el 15, dando por fracasada la operación de ataque a Inglaterra, Villeneuve decidió arrumbar a Cádiz y allí fondeó el día 20.


Durante la navegación, el San Juan navegó en conserva de la escuadra de observación a cargo de Gravina.
En la tarde del 19, cuando el navío estaba dando caza a una fragata de guerra enemiga y en zafarrancho de combate, se insubordinó una parte de los soldados de Infantería de Marina de los ranchos proeles de la primera y segunda baterías. Tras diversas incidencias y una vez fondeada la escuadra en Cádiz, Churruca, muy bien secundado por su segundo comandante Francisco de Moyúa, resolvió el grave incidente; posterior- mente libró de la condena de muerte a los cabecillas del motín y logró quedase reducido el castigo a penas de prisión.

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Muerte de Churruca en Trafalgar. Óleo de Eugenio Álvarez Dumont, Museo del Prado.

Cuando los buques del vicealmirante Villeneuve empezaron a salir de Cádiz el 19 de octubre de 1805 para entrar en el Mediterráneo, el San Juan tenía asignado el puesto número 1 de la primera división de la escuadra de observación que mandaba Gravina con su insignia arbolada en el navío Príncipe de Asturias. Se hizo a la mar la madrugada del 20 y Durante el combate del día 21 el navío recibió un duro castigo, pero pese al creciente número de bajas que tenía a bordo respondía vivamente al fuego enemigo. Cuando ya había muerto el segundo comandante, capitán de fragata Francisco de Moyúa, por bala de cañón que le llevó el brazo izquierdo y parte de las costillas, Churruca recibía un impacto de bala de cañón en la pierna derecha por encima del muslo que le derribó sobre el alcázar; aunque se negó a ser retirado, ya moribundo tuvo al fin que resignar el mando.  Trasladado a la enfermería falleció a las dos horas, dando pruebas de una entereza admirable.  Antes de embarcar la dotación de presa británica, la cámara del comandante del San Juan fue desvalijada.  Por medio de una fragata parlamentaria los ingleses devolvieron el 28 de octubre de 1806 los papeles pertenecientes a Churruca que habían encontrado a bordo del navío.

Los más sentidísimos elogios coronaron su muerte, destacándose entre ellos la inspiradísima oda del inmortal poeta Quintan, gloria del Parnaso Español, en la cual además de Churruca, se alude a los otros guipuzcoanos que sellaron con su sangre el honro de la marina española.

FUENTES


[1] J.I. González-Aller Hierro, La Campaña de Trafalgar (1804-1805) Corpus Documental, 2004.


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