Aznar Cabanas, Juan Bautista Biografia

De Todoavante.es

Saltar a navegación, buscar

Biografía de don Juan Bautista Aznar Cabanas



XXXVI Capitán General de la Real Armada.

Caballero de la Real Orden del Toisón de Oro.

Gran Cruz de la Real y Muy Distinguida Orden Española de Carlos III.

Presidente del Gobierno.

Ministro de Marina.

El título de Capitán General pasó a ser el de Almirante en 1868 (La Revolución de este año abolió el anterior título) y permaneció hasta 1912, regresando a la denominación de Capitán General. Por la misma Ley los Tenientes Generales pasaron a Vicealmirantes, los Jefe de Escuadra a Contralmirante y se mantuvo un tiempo, el de Capitán de Navío de 1ª en sustitución del de Brigadier. Por todo ello don Juan Bautista era Almirante equivalente a Capitán General, por ello el máximo grado y Comandante en Jefe de la Real Armada, puesto que Almirante solo había uno. Regresando al título de Capitán General en 1942, continuando en vigor en la persona del Rey don Felipe VI.

Orígenes

Vino al mundo el 5 de septiembre de 1860 en la ciudad de Cádiz.

Hoja de Servicios

Ingresó después de aprobar el examen de acceso en la Escuela Naval Flotante, sita en la antigua fragata de hélice Princesa de Asturias, que por efecto de la misma revolución de 1868 pasó a llamarse solo Asturias, con este nombre y la adaptación realizada pasó a ser la escuela de aspirantes a partir de 1871, con este título comenzó su carrera naval militar en 1874.

Permaneció los dos años de aspirante pasando el examen de acceso a guardiamarina de 2ª clase en 1876, prosiguió sus estudios y en 1879 aprobó con muy buenas notas el ascenso a guardiamarina de 1ª clase, siéndole entregado el despacho de oficial el 22 de julio de 1880 con el grado de alférez de navío. (En esta época también había desparecido el grado de alférez de fragata, por eso se salía de la escuela con el referido.)

Al salir de la escuela se le destinó a la corbeta Villa de Bilbao, realizando navegaciones por el mar Mediterráneo, ya que la piratería y el problema constante a lo largo de toda nuestra Historia naval, aparte de otros más pasajeros, siempre ha pervivido el foco de no perder de vista a las regencias norteafricanas y pasados los años en sus respectivos países.

Un tiempo después se le ordenó trasbordar a la fragata Carmen, viajando a Alejandría para evacuar a ciudadanos españoles, por declararse una revolución y el Reino Unido iba a bombardear las fortalezas, no haciéndose responsable de los daños que pudieran recibir otros ciudadanos de otros países, el bombardeo tuvo lugar el 11 de junio de 1882, al regresar de esta comisión, recibió la orden de trasbordar al aviso Marqués del Duero continuando en sus anteriores aguas y misiones.

Al regreso de una de sus comisiones, se le comunica la orden de zarpar a las islas Filipinas, para cumplir los tres años de servicio en aquellas islas, época en que parecían las ‹aguas más tranquilas› aunque la piratería joloana no cesaba; permaneció un largo año embarcado y unos meses después se le entregó el mando de la cañonera Urdaneta, prosiguiendo la misión de combatir el contrabando, pues en estos tiempos ya eran chinos y japoneses los que mucho se acercaban al archipiélago, lo que forzó un tiempo después a realizar navegaciones hasta el continente asiático para enseñar bandera, en cuyas navegaciones participó.

Al terminar su periodo obligatorio de enseñanza y permanencia en las islas regresó a la península. Como era la época de la nueva mortal arma, el torpedero, España encargó tres de ellos, siendo los Orión, Habana y Barceló, construyéndose simultáneamente en tres astilleros diferentes, siendo para el primero, el astillero de Kiel en Alemania, el segundo por Thornycroft en el Reino Unido y el tercero en El Havre, Francia.

Fue destinado a la dotación de quilla del Barceló, teniendo una característica diferencial, pues su única chimenea la llevaba a estribor en vez de en el centro como era lo normal, siendo entregado en 1886 participando en sus primeras navegaciones. Como era preventivo por ser un arma nueva, pasó a la Escuela de Torpedos para ponerse al día en las técnicas, para ello tuvo que abordar la corbeta Tornado, por ser la escuela y por Real orden del 22 de julio de 1886 se le ascendió al grado de teniente de navío, otorgándole el mando del mismo torpedero, permaneciendo a su mando el año de rigor.

Al cesar en el mando se le volvió a enviar a las islas Filipinas, donde se le otorgó el mando del crucero Velasco, (al parecer en el archipiélago por falta de mandos, no se ajustaban igual los grados a los tipos de buques que en la península) permaneciendo casi dos años en su puesto, otorgándole posteriormente el mando del pontón María de Molina.

Regresó a la península en 1890 y por sus dotes ya demostradas de buen parlamentario con grandes conocimientos, pasó destinado a servicios en el Ministerio de Marina, donde de nuevo permaneció tres años, por ello en 1893 se le entregó el mando del crucero Antonio de Ulloa, permaneciendo el año de obligado cumplimiento para cubrir el expediente de mando a flote.

Al cesar en el mando del crucero en 1894 se le destina de nuevo a las Filipinas, pero esta vez como capitán del puerto de Manila y segundo comandante de Ilo-Ilo, permaneciendo en ellas hasta 1897 regresando a la península. En este mismo año se le ascendió al grado de teniente de navío de 1ª clase.

Al ser ascendido se le destino como tercer comandante del crucero blindado Infanta María Teresa, siendo elegido por el contralmirante don Pascual Cervera como buque insignia de su división, saliendo de la bahía de Cádiz con rumbo a las islas de Cabo Verde, de aquí por orden del Ministro con rumbo a Puerto Rico, pero Cervera sabiendo que el Ministro había utilizado una línea telegráfica internacional, puso rumbo a Martinica, desde aquí envió a un destructor a verificar su suposición, a su regreso le comunicó la existencia de cruceros auxiliares norteamericanos vigilando la zona, por ello puso rumbo a Curaçao donde se pudo cargar algo de carbón, pero el carbonero prometido por el Gobierno con tres mil toneladas no estaba, zarpó a las cuarenta y ocho horas consiguiendo burlar el bloqueo, arribando finalmente con mucha suerte a fondear en el puerto de la ciudad de Santiago de Cuba.

De aquí zarpó por orden del capitán general de la isla el 3 de julio de 1898, cuando estaba bloqueando por siete unidades navales enemigas de ellas cuatro acorazados, resultado con lógica un corto combate siendo deshecha la división española, pues los cruceros no estaban pensados para combatir con los acorazados. (Algo que la historia naval mundial ha dejado bien claro, pero el contralmirante Cervera iba de “pruebas”), los que no murieron en el desigual combate, fueron hechos prisioneros, siendo este el caso de Aznar. Regresando a España en septiembre siguiente.

A partir de aquí como no existía Armada en cuanto a tener buques como a tal, su vida como la de muchos compañeros quedó prácticamente definida por sus ascensos, que además por no existir guerra fueron por rigurosa antigüedad, por ello fue ascendido a capitán de fragata el 13 de marzo de 1909, a capitán de navío el 27 de abril de 1912, a contralmirante en 1918 y en 1920 se le otorgó el grado de vicealmirante y con éste al incorporadas las primeras unidades del Plan de Escuadra de Maura y Ferrándiz de 1908, ya se contaba al menos con dos acorazados del tipo España y varios cruceros ligeros, por ello en 1921 bajo su mando se pudo prestar apoyo de fuego naval en la reconquista de Axdir.

En 1922 y 1923 se le nombró Ministro del ramo en el Gobierno presidido por don Manuel García Prieto, el cual tuvo que dimitir por dar el golpe de estado el general don Miguel Primo de Rivera y Orbaneja teniendo lugar el 13 de septiembre de 1923. Durante la Dictadura de don Miguel fue ascendido a Almirante en 1925 y elevado a la máxima dignidad de la Armada como su Capitán General el 29 de octubre de 1928.

A partir de aquí los acontecimientos se van acumulando, pues don Miguel por la presiones se vio obligado a hacer un cambio de Gobierno en 1925, donde se dio de lado a los militares y pasó a ser un Directorio Civil, soportó las acometidas de toda índole, pues en 1926 sonó la Sanjuanada, por ser el 24 de junio, otro intento de golpe de Estado cuya cabeza era el general Sanjurjo, Gonzalo Queipo de Llano y Ramón Franco Bahamonde.

Por esta razón se trató de convencer a los políticos para redactar una nueva Constitución, pero llegó la gran crisis económica de 1929, devaluándose la peseta un 300 % sobre la libra Esterlina, (pasando de 25 a 74 pesetas una libra) significando el hundimiento de la economía, con un aumento del paro jamás visto en España, momento aprovechado por la izquierda para acometer contra el Rey y don Miguel, el cual no quiso forzar más la mala situación, a esto se sumaba su agravamiento personal por la diabetes que sufría, presentando la dimisión el 28 de enero de 1930. Al salir de la entrevista en el Palacio Real directamente se trasladó a su domicilio prepararon las maletas y se exilió en París, donde le sobrevino el fallecimiento el 16 de marzo siguiente, solo vivió seis semanas. ¡Sí estaba enfermo!

Antes de abandonar Palacio le recomendó algunos militares a S. M., para sustituirle, entre ellos el que fue elegido el general don Dámaso Berenguer descendiente de familia catalana, lo que podía facilitar las relaciones con esta zona de España, de hecho su gobierno fue conocido como la ‹Dictablanda›. Se hizo cargo de formar Gobierno el mismo día de la dimisión de don Miguel Primo de Rivera y se reservó la cartera del Ministerio de la Guerra, pero se vio incapaz de gobernar dados los movimientos de la izquierda aprovechando la tibieza de su carácter y formas, quienes no paraban de movilizar al pueblo. De hecho se había firmado el Pacto de San Sebastián en agosto de 1930, por el cual todas las fuerzas de izquierda se unían en una lucha común y para completar el cuadro, se tuvo que enfrentar al levantamiento republicano en Jaca y como cabecillas los capitanes Galán y García Hernández, fueron juzgados en Consejo de Guerra y fusilados por rebelión.

En vista de estos hechos se vio obligado a buscar una salida natural y para ello lo mejor fue la determinación de convocar unas elecciones generales para marzo de 1931, dejando que el pueblo decidiera su futuro, al mismo tiempo devolvía el poder a los ‹Padres de la Patria›, quienes habían sido separados por don Miguel al cerrar las Cortes y abolir la Constitución de 1876, pero parece que se pusieron todos de acuerdo, pensando que lo mejor era un cambio de rumbo, pues el apoyo del Rey a don Miguel les había significado perder el ‹chupete› y sencillamente no se lo perdonaron, así podrían volver a la Cámara y seguir con sus formas elocuentes, pero sin conseguir nada bueno para España. ¡Como demostró el tiempo y hoy se sabe en Historia, aunque no se aprende!

S. M., llamó a los principales en la última legislatura, para ofrecerles formar un nuevo Gobierno pero todos se negaron a participar en esas elecciones, más bien lo que apoyarían era la abstención. Viendo esto don Dámaso Berenguer, con más conocimiento optó por dimitir el 14 de febrero y con él todo el Gobierno, por ello el Rey tuvo que buscar un nuevo Presidente, consultados los mismos protagonistas anteriores, entre ellos y como principales causantes del problema, el Conde de Romanones, el Duque de Maura y el Marqués de Alhucemas, los cuales muy cortésmente declinaron el ‹favor Real› pero muy diplomáticamente le daban otros nombres a quienes llamar pensando que eran los más idóneos, pero ninguno quiso hacerse cargo de la petición Real, abandonando a su suerte al Rey y con ello a España.

S. M., en su búsqueda de una solución llegó a llamar a don José Sánchez Guerra, quien en una primera instancia se negó, por ello llamó a don Melquíades Álvarez pero también se negó en redondo no queriendo ni oír al Rey. Sin saber a quién acudir lo intentó de nuevo con don José Sánchez Guerra (que no era republicano) quien le contestó al Rey, intentaría buscar apoyo y ya le contestaría. Habló con los republicanos y socialistas más moderados, pero ambos se negaron a formar Gobierno con la presencia del Rey, volvió a hablar con el Monarca y le dijo le era imposible llevar a buen término lo que le pedía S. M.

Podemos valorar en esta evolución de eventos, como la clase política que hasta el momento se había beneficiado personalmente de muchas distinciones y prebendas de la corona española, en los momentos de apuro del Rey no dudaron en proceder con una actitud que puede ser definida como rayana en la traición y de puro medro personal, sin discernir ni preocuparse sobre los presentes y futuros intereses de España. El monarca, sin apoyo de los políticos ni del Ejército no tuvo más remedio que acudir a pedir el apoyo de la Armada y como su Capitán General era el Almirante Aznar, máximo mando de ella le encargó formará Gobierno, lo que aceptó pero sólo como transición a una estabilidad mejor por el bien de los españoles.

Don Juan Bautista así lo cumplió y de hecho se mantuvo en la cartera del Ministerio de la Guerra (vaya nombrecito) Se limitó a mantener el orden en la nación y a convocar unas elecciones Municipales para el 12 de abril y unas Provinciales (Generales) para el 3 de mayo, de éstas últimas saldrían unas Cortes que deberían redactar una nueva Constitución, para marcar un nuevo rumbo a España.

Mantuvo el Gobierno hasta las elecciones del 12 de abril y su posterior recuento de votos, comenzándose a saber el triunfo a favor de la proclamación de la República al medio día del 14 siguiente, aunque la realidad es que solo se obtuvo mayoría en las capitales, pero en el recuento final y total el triunfo fue de la Monarquía, (al parecer el resto de los españoles, entonces mayoría los que vivían en los pueblos, no pesaba para nada en el contexto del total de España y por ello no contaban sus votos) pero el mismo Rey don Alfonso XIII cedió sin resistencia a la supuesta voz del pueblo y el mismo 14 de abril, por el bien de España y de los españoles tratando de evitar una guerra, abandonó el Palacio Real subió a un vagón de ferrocarril en la estación de Atocha que le trasladó a Cartagena y esa misma noche zarpaba S. M., a bordo del crucero Príncipe Alfonso con rumbo a Roma, a su regreso al mismo puerto al crucero se le cambió el nombre por Libertad, preciosa palabra muy mal utilizada a lo largo de la Historia de España.

Sobre las 19:00 horas del mismo 14 de abril el almirante Aznar entregaba el poder al nuevo presidente provisional del Gobierno de la República don Niceto Alcalá Zamora, por ello se marchó a su casa y allí permaneció ya sin grado porque la República redujo los grados, de almirante y teniente general, a los de vicealmirante y general de división.

Poco vivió tranquilo, pues le sobrevino el fallecimiento el 19 de febrero de 1933, cuando contaba con setenta y tres años de edad, de ellos 57 de servicios a España.

Con él desapareció el último Capitán General efectivo de la Real Armada, pues los que le han seguido lo fueron sin ser marinos de profesión y por ser Jefes de Estado. Quedando el grado en un simple título más como otrora lo fuera el de Almirante de Castilla o Aragón

Entre otras condecoraciones estaba en posesión de: Caballero de la Real Orden del Toisón de Oro; Gran Cruz de la Real y Muy Distinguida Orden Española de Carlos III; Gran Cruz de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo; Gran Cruz roja del Mérito Naval; Gran Cruz de la Orden de San Benito de Avis. Portugal; Comendador de la Orden de San Mauricio y San Lázaro. Cerdeña, luego la conservó Italia; Encomienda de la Real Orden de la Legión de Honor. Francia. Medalla de Filipinas; Medalla de Cuba; Medalla de Melilla y Medalla de Marruecos.

Bibliografía:

Aguilera, Alfredo y Elías.: Buques de Guerra Españoles 1885-1971. Editorial San Martín. Madrid, 1968. Premio Virgen del Carmen de 1969. Segunda edición 1972.

Enciclopedia General del Mar. Garriga. 1968. Compilada por el contralmirante don Carlos Martínez-Valverde y Martínez.

Estado General de la Armada para el año de 1882.

Estado General de la Armada para el año de 1890.

Estado General de la Armada para el año de 1897.

Estado General de la Armada para el año de 1913.

Estado General de la Armada para el año de 1917.

González de Canales, Fernando.: Catálogo de Pinturas del Museo Naval. Tomo II. Ministerio de Defensa. Madrid, 2000.

González de Canales, Fernando.: Galería de capitanes generales de la Armada. Artículo publicado en la Revista General de Marina en su cuaderno del mes de mayo del año 2005, páginas 712 y 713.

Giner, Vicente. Director de la obra. Historia de la Segunda República 1931-1939. Ediciones Giner. Madrid, 1985. 6 Tomos.

Lledo Calabuig, José.: Buques de vapor de la Armada Española, del vapor de ruedas a la fragata acorazada, 1834-1885. Aqualarga. 1998.

Salas, Javier de.: Acciones navales modernas (1855-1900). Imprenta Alemana. Madrid, 1903.

VV. AA.: Historia General de España y América. Ediciones Rialp. Madrid, 1985-1987. 19 tomos en 25 volúmenes.

Compilada por Todoavante ©

Herramientas personales
Espacios de nombres
Variantes
Acciones
Navegación
Hª NAVAL de ESPAÑA
Estado Mayor
Ordenes Militares
Flotas
Buques General
De 1248 a 1514
De 1515 a 1700
De 1701 a 1833
De 1834 a 1957
Herramientas