Galeon de Manila 1750-1751
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Mando:
General don Ignacio Martínez de Faura (Fabra).
Salida:
Antes de realizar una nueva salida, fue inspeccionado por la maestranza de Cavite, y se dictaminó que podía carenarse de firme, recibir su carga y salir sobre mediados de junio, pero el piloto don Lorenzo Celaya afirmó que serían necesarios ocho meses de trabajo, por lo que se barajó la posibilidad de acabar a tiempo el navío que se construía en Bagatao y llevarlo a Cavite, pero se vio que era imposible si llegase sólo con bandolas, después habría que desarbolarlo para acabar sus cubiertas, recorrer las costuras, arbolarlo, lastrar y aparejarlo, y todo esto no se haría en todo el mes de agosto. Por estas razones se concentraron los trabajos en habilitar al navío Pilar y así estar acabado para el 13 de junio.
Mientras tanto se formó la tripulación, nombrándose comandante al general Ignacio Martínez de Faura, piloto mayor Andrés de Susaeta, piloto segundo Manuel de la Carrera, tercero José Cornelio, contramaestre José Gutiérrez, 35 artilleros, 60 marineros, 110 grumetes españoles y 95 sencillos.
Cuando salió de Cavite el 31 de julio de 1750 ya iba bastante sobrecargado, una de las causas de que chocara con un fondo y quedase dañado el timón. El general se desvió de la ruta habitual hacia el puerto de San Jacinto, y entró el 20 de agosto en el puerto de Bagatao, en la bahía de Sorsogon, al sur de la isla de Luzón. Fue reparado el timón, pero no solventaron otros problemas, como el agua que entraba en la bodega. Pasó al puerto de San Jacinto para embarcar leña, agua y víveres. Por el agua que entraba, algunos marineros desertaron, viendo que era imposible que llegara a Acapulco por los muchos indicios que había de su pérdida.
La galeota San José, al mando del capitán don Vicente Bondoc, debía acompañar al navío Pilar en su travesía hasta San Jacinto, pero encalló en la playa de Canalio, cerca de Bagatao. Los pertrechos y gente de la galeota se embarcaron en tres champanes el 24 de agosto y llegaron a San Jacinto el 26 de agosto. En el navío Pilar se embarcaron también los cajones recuperados de la galeota, en contra de la opinión de varios de los oficiales, que consideraban al navío demasiado cargado.
A pesar de ir sobrecargado y en contra de la opinión de los pilotos y su maestre, su comandante, el general Fabra, decidió salir el 1 de septiembre. Pasó el estrecho de San Bernardino hacia mar abierto y no se volvió a saber nada más de él, perdido por la intransigencia de su general.
Buques:
Navío: Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza. 40 cañones, 2 de á 18 libras en la primera batería, 22 de á 10 en la segunda, 6 de á 6 en el alcázar y 10 pedreros de á 3 libras (4 en el alcázar y 6 en el castillo de proa). Maestre don Mateo Antonio Iñiguez.
Regreso:
Ese año no llegó ningún buque a las islas Filipinas desde Nueva España.
Bibliografía:
Concepción, Juan de la.: Historia general de Filipinas. Tomo XII. Manila, 1792, páginas 200, 206-209, 210-211.
García del Valle y Gómez, Jesús.: Retrato de un navío. Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza de la carrera Manila-Acapulco (1733-1750). Bubok, 2011, página 109, 113-114.
A.G.I. Filipinas, 121, N. 17. Carta del virrey Revillagigedo sobre la llegada del galeón Santísima Trinidad a Acapulco y otras noticias. México, 6 de febrero de 1752.
Compilada por Santiago Gómez.
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