Fernando el Catolico (1851)
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Construcción:
Vapor de ruedas, con casco de madera, construido en Inglaterra, en 1850. Pertenecía a la clase Isabel II, y recibía su nombre en memoria de Fernando II de Aragón.
La construcción de la primera pareja de vapores Isabel la Católica y Fernando el Católico se autorizó el 23 de marzo de 1850. El contrato con la empresa constructora, Money y Wigram, se firmó el 25 de mayo siguiente. Se colocó su quilla el 16 de julio y fue botado a finales de 1850, entrando en servicio en el año de 1851.
Desplazaba de 2.879 toneladas a 3.500 a plena carga. Medía 66 metros de eslora, 14,50 de manga y 6,40 de puntal. Tripulado por 300 hombres.
Su máquina de 500 caballos nominales y 1.500 indicados le daban una velocidad de 12 nudos.
Armado con 16 cañones lisos de 68 libras (20 cm), 7 por banda, y 2 giratorios a proa y popa.
Historial:
Llegó a Cádiz el 7 de agosto de 1851. Fue destinado al servicio de correos con las Antillas. El 16 de agosto de 1851 inició su viaje inaugural como vapor-correo zarpando desde el puerto de Cádiz con la correspondencia pública y de oficio para Canarias, Puerto Rico y la Habana.
Al mando del teniente de navío don Claudio Alvargonzález zarpa de Cádiz con la correspondencia el 7 de enero de 1752. El mismo año realizó otras dos travesías del Atlántico.
En 1853 realizó la travesía entre la Habana y Vigo en quince días, la travesía más rápida de su época.
Regresó a las Antillas a primeros de diciembre de 1854. El 12 de abril de 1855 volvió a salir de Cádiz rumbo a las Antillas con la correspondencia, recalando en las islas Canarias, Puerto Rico y la Habana. Ese mismo año de 1855 levantó los planos hidrográficos de las Antillas mayores, el gran banco de Bahama y el canal de la Florida.
A finales de octubre de 1855 salió de Ferrol rumbo a Cádiz, desde donde salió de nuevo rumbo a América con la correspondencia el 13 de diciembre.
A la una y media de la madrugada del 3 de enero de 1856, mientras realizaba un servicio de correos de Puerto Rico a la Habana, naufragó en Punta Covarrubias, al norte de la isla de Cuba y a unas 10 leguas el Este de Nuevitas, salvándose la tripulación y el pasaje, recogidos por el vapor mercante Pelayo. Su comandante, el teniente de navío don Manuel Páez, fue suspendido en su empleo por dos años.
Bibliografía:
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