Ferrol ataque britanico 25-26/VIII/1800
De Todoavante.es
1800 Ataque británico a Ferrol
Se hallaba en dicha base don Juan Joaquín Moreno, cuando en la mañana del 25 de agosto fue señalado el enemigo por el vigía de Monte Ventoso, la flota británica estaba compuesta por cinco navíos, uno de ellos de tres puentes más cinco fragatas, siendo los London, de 112, cañones; Fame, Impetuous, Bizarre y Captain, de 74, y cinco fragatas la mando en Jefe del contralmirante Warren y al mando del capitán de navío Pellew, el convoy de ochenta y siete velas, yendo entre ellos varios navíos de la India, que hicieron confundir a larga distancia a Moreno como navíos de guerra, por ello al principio dio una fuerza de 10 unidades, transportando un ejército de doce mil hombres al mando del teniente general Pullney.
Por ser el día del santo de la Reina, el capitán general don Francisco Melgarejo, se encontraba en una recepción en capitanía general.
Para describir el combate, pensamos que lo mejor es remitirnos al diario del propio Moreno, que comienza así:
«Día 25 de agosto de 1800. — Amaneció este día con espesa neblina. A las diez se disipó, y descubriéndose una escuadra con gran convoy que señalaron los vigías; dudándose en tierra de esta señal, fuí á Monte-Ventoso para asegurarme del número de buques avistados, su rumbo, distancia y movimientos; y por todo deduje era expedicion contra este Departamento. Avisé inmediatamente á su Comandante General de haber visto diez navíos, seis fragatas y otros buques de guerra y 87 trasportes, que distaban de la playa de Domiños de dos á tres millas, con direccion á hacer allí desembarco: en seguida me trasladé á bordo, dispuse que de las guarniciones de los navíos fueran á la Graña 500 hombres de tropa de Astúrias y de marina á tomar aquellas altura, y previne al capitan de navío D. Ramón Topete, comandante del San Agustín y de esta fuerza, y á sus segundos los de fragata D. Juan Mesías y D. José Meneses, se reuniesen con brevedad posible á la tropa que debia salir de la plaza á las órdenes del General de los campos volantes Conde de Donadío.
Enteré de esta disposicion al Comandante General del Departamento que la aprobó, y con su acuerdo maniobré á separar esta escuadra de las alturas que la dominaban, y en aquella noche quedó situada frente del martillo del arsenal. A las cuatro y media de la tarde habian hecho su nuevo desembarco los enemigos en la referida playa, y completaron despues hasta 12.000 hombres de tropa que marcharon á tomar las alturas inmediatas, mientras continuó su escuadra desembarcando provisiones, pertrechos y tren de artillería. A las seis y media de la tarde los referidos 500 hombres atacaron la vanguardia del ejército enemigo con la mayor bizarría, y despues de un obstinado y sangriento combate, cesó al oscurecer en unos y otros el fuego.
En esta primera acción, en que no hubo más tropa que la de esta escuadra, murieron el capitan de granaderos de Astúrias, graduado de coronel y del navío San Hermenegildo, D. Severo Oliver; el teniente de navío D. Agustín Matute, del San Agustín; y fueron heridos el primer teniente de granaderos del regimiento de Astúrias D. José de Zayas, los alféreces de navío D. Manuel de Luengas, de la fragata Paz; D. Antonio Barzola, del bergantín Vivo; y el alférez de fragata D. Rafael Basabe, del navío Real Cárlos. De tropa murieron un sargento, dos soldados de marina y tres de Astúrias; y heridos 22 soldados de este cuerpo y 17 del de marina.
A las dos de la noche envié de refuerzo á aquella tropa 200 hombres de la embarcada en la escuadra y considerable número de cartuchos y piedras de fusil, al mando del capitan de fragata D. Diego de Pazos. En las innumerables faenas que se ofrecieron en este tiempo, activaron su ejecucion los Comandantes de estos buques en términos de no dejarme que desear.
Día 26 de Agosto. — Al amanecer de este día atacaron nuestras tropas en las alturas del Balon á los enemigos, que ya tenian dos cañones violentos, y rechazó su vanguardia dos veces; pero reunida aquella al cuerpo fuerte del ejército, su excesiva superioridad forzó la retirada de la nuestra, dispuesta con tal órden por su General Conde de Donadío, que los enemigos no se atrevieron á perseguirla. En esta segunda acción pasaron el muslo izquierdo de un balazo al Coronel graduado y Comandante del regimiento del Rey D. Rodulfo Gautier, y aun no he podido averiguar los muertos y heridos que hubo de nuestra parte.
Aquella obstinada oposición que encontraron los enemigos, les impuso respeto y contuvo las operaciones de su plan, dándoles una idea muy superior á la realidad de nuestras fuerzas. Confirma esta asercion la uniforme deposicion de los prisioneros y el feliz glorioso resultado de este principio.
A las 10 de la mañana una columna de 4.000 hombres se dirigió a tomar el castillo de San Felipe por la espalda, y aquel le hizo fuego con dos cañones, que por la Mestranza del arsenal se habian montado en la noche en aquel parte. Tambien el castillo de la Palma les hizo bien dirigido fuego, y seis lanchas de la escuadra armadas en cañoneras y mandadas por el capitan de fragata D. Francisco Vizcarrondo; los tenientes de fragata D. Santos Menviela, D. Agustín Monzon, D. Manuel Freyre, D. José Autran, D. Luis Moreno; alférez de navío D. Manuel Bulnes y los de fragata D. Pedro Bandria y D. José María Jalon, y en ellas otros oficiales.
A estos se agregaron despues las cuatro cañoneras que estaban en Ares, que tambien se portaron. Estos fuegos hicieron grandes estragos en los enemigos, pues se vieron caer muchos muertos; y esta segunda parte de nuestra bien dirigida defensa, conjeturo acabó de persuadir á los enemigos á que desistieran de su empresa, y en la noche emprendieron precipitadamente su reembarque.
Día 27 de agosto. — A la madrugada se vieron despejadas de enemigos las alturas que habian tomado y se reconocieron cubiertas en muchas partes de enemigos muertos. Recogiéronse nuestros heridos y los prisioneros que nos habian hecho. Es preciso decir la verdad: el estado de la plaza era tal, que sobraban fuerzas al enemigo para tomarla, y aun sin entrar en ella pudieron quemar este magnífico costoso arsenal, con sus pertrechos y bajeles en carena y grada. La escuadra precisamente se hubiera perdido entre las llamas ó sumergido dentro del agua; pero resuelto yo á defenderla hasta uno de aquellos dos tristes momentos, llamé á todos los Comandantes y les previne que en aquel desgraciado suceso, despues de consumir hasta el último grano de pólvora, tomaria yo las resoluciones que dictasen las circunstancias de echar á pique los buques ó de quemarlos.
En toda la seria de operaciones de campos volantes, plaza, arsenal y escuadra, han tenido los Jefes uniforme union en sus determinaciones. Todos con el mayor desvelo y eficacia han concurrido á las operaciones de ataque y defensa. A esta union, al valor, obediencia y actividad de los oficiales del ejército y Armada, tropas de estos cuerpos y arriesgadas y trabajosas maniobras de la marinería, se debe tan feliz glorioso suceso de las Reales armas. — Navío Real Carlos, en el puerto de Ferrol 30 de Agosto de 1800. — Juan Joaquín Moreno.»
El Gobierno felicitó a los generales Melgarejo, Moreno y conde de Donadío, concediéndoles a todos los defensores, el escudo de distinción para llevar en la manga de la casaca, así como pensiones especiales a las viudas o familiares de los caídos en el combate y una paga a todos lo que se encontraron en el combate, que dejó bien sentado hasta dónde puede llegar un puñado de españoles. No es comparable, pero sí que algo recuerda el fracasado intento del mismo país de conquistar Cartagena de Indias en 1741. Pero sí es otro rotundo fracaso de las armas británicas. Se hizo tan célebre la defensa del Ferrol que hasta se habló de ella muy ponderadamente en el ejército del Rin, siendo mencionada como ejemplo, en la orden que dio su jefe el general francés Moreau a sus tropas.
Bibliografía:
Paula Pavía, Francisco de.: Galería Biográfica de los Generales de Marina. Imprenta J. López. Madrid, 1873.
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