Mendoza Rios, Jose Biografia

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José Mendoza Ríos Biografía


Retrato al oleo de don José Mendoza Ríos. Capitán de navío de la Real Armada Española. Astrónomo, matemático, escritor.
José Mendoza Ríos
Cortesía del Museo Naval. Madrid.


Capitán de navío de la Real Armada Española.

Astrónomo, matemático, escritor.

Orígenes

Nació en la ciudad de Sevilla en casa de su abuela paterna doña María Nemesia de los Ríos, siendo bautizado el 19 de septiembre de 1763, siendo sus padres don José Ignacio de Mendoza Guerrero y doña María Morillo. Al llegar a la juventud trocó su apellido por el de su abuela, así como su nombre, pues consta fue bautizado como Nemesio, pero los que figuran en la cabecera de esta biografía, son por los que ha pasado a la historia, pero no son los auténticos.

En 1776 cuando contaba con doce años comenzando su carrera militar en el ejército, ingresando como cadete en el regimiento de dragones del Rey, pidió y se le otorgó el pase a la Real Armada, siéndole conservado igual grado por ello se le otorgó el de alférez de fragata.

Hoja de Servicios

Esto no le evitó pasar los exámenes propios de un guardiamarina, superándolos con holgura por ello con tan solo tres años se le ordenó embarcar sucesivamente en los navíos América y Oriente, comenzando su vida de marino realizando el corso por el Mediterráneo, al regresar pasó los exámenes prácticos.

Antes de cumplir los quince años de edad fue ascendido a alférez de navío, con dieciséis participó en varios combates contra piratas berberiscos, siéndole ordenado embarcar en la urca Santa Inés, con destino a las islas Filipinas, en su navegación fue atacado su buque por dos británicos de mayor porte, razón por la que fue hecho prisionero y transportado al puerto de Cork en Irlanda, donde pasó algo más de un año, al regresar a la península fue destinado al Departamento de Cartagena.

El 10 de septiembre de 1782 le designó el propio duque de Crillón como su ayudante, por ello estuvo a sus órdenes en el ataque al peñón de Gibraltar, efectuado el 13 siguiente, embarcado en la batería flotante Rosario, de dos baterías al mando de don Javier Muñoz, la cual como sus compañeras por el efecto de las ‹balas rojas› disparadas por los defensores fueron incendiadas todas ellas, causando trescientos treinta y ocho muertos, más ochenta ahogados, seiscientos treinta y ocho heridos, y trescientos prisioneros.

Fue rescatado de la mar y llevado al puerto de Cádiz, donde recibió la orden de transbordar al navío Arrogante, zarpando en comisión de realizar varios cruceros entre los cabos de Santa María y San Vicente, en protección del tráfico mercante procedente de ultramar.

En 1786 estaba destinado en la capitanía del puerto de Cádiz, pero se le ordenó embarcar, siendo designado ayudante de la Mayoría General de la escuadra a bordo de la fragata Santa Rosa.

Con sólo veinticuatro años de edad, se vió con los suficientes conocimientos para encontrando huecos en su vida, escribir una notable obra «Tratado de Navegación Astronómica.», impresa por orden Real, en dos volúmenes, en 1787 en Madrid. La aparición de esta obra le procuró mucho renombre, pues supieron valorar sus jefes el trabajo realizado, por ello se le ascendió al grado de capitán de fragata con la misma edad.

Como había demostrado su valía, los mismos que le habían ascendido, le designaron a un puesto de menos peligro, por ello en octubre de 1789 fue comisionado para realizar varios trabajos científicos, viajando al Reino Unido, pues en éste país las ciencias de las matemáticas y la astronomía estaban más avanzadas, realizándolo a su entera satisfacción y penetrando en el conocimiento de los adelantos concernientes a la Armada y la navegación.

También y por petición del Gobierno, se dedicó a la compra de libros, para formar una selecta biblioteca de todos los temas concernientes a las ciencias aplicadas a la construcción y navegación de buques, con destino al Departamento de Cádiz, invirtiéndose un millón trescientos trece mil trescientos treinta y cinco reales de vellón, a su regreso fue ascendido al grado de capitán de navío, por su meritoria labor.

En 1795 publicó en Madrid un nuevo libro: «Memoria sobre algunos métodos nuevos de calcular la longitud por las distancias lunares, y aplicación de su teoría a la resolución de otros problemas de la navegación.» Basado en el ‹método del Haversine›, desarrollado por él demostrando que con tan solo sumar tres logaritmos de cinco cifras, se podía obtener la distancia de la Luna al Sol o a las estrellas zodiacales, dejando en este sentido algo de lado la trigonometría tan complicada para muchos marinos, resultando su sistema mucho más sencillo, fiable y fácil para la mayoría de ellos.

Retrato al oleo de José Mendoza Ríos. Capitán de navío de la Real Armada Española. Astrónomo, matemático, escritor.
José Mendoza Ríos. Cortesía del Museo Naval. Madrid.

En 1797 fue nombrado miembro de la Sociedad Real de Astronomía de Londres.

En 1800, también por Real orden, se publicaron uno de sus más famosos trabajos «Tablas.», de y para los navegantes, alcanzando tal fama que tardaron muchos años en ser sustituidas en los centros de enseñanza, tanto nacionales como extranjeros. Siendo traducidas e impresas en el Reino Unido en 1805 y una segunda edición algo mejorada en 1809.

Estando en ésta ciudad, recibió una Real orden del mismo año 1800, en la que se le comunicaba ‹…quedaba separado del servicio, sin goce de sueldo, fuero, ni uso de uniforme ›, nunca se llegó a saber el motivo que provocó esta medida, pero hemos de suponer que de nuevo las envidias salieron a flote, y algo tendría que ver con la publicación de las «Tablas» que posteriormente se imprimieron en Londres, con todo pasó nueve años viviendo gracias a la ayuda de los científicos británicos.

Pero no perdió el tiempo, se aplicó en la construcción de instrumentos de reflexión que acortaban notablemente los procedimientos para calcular la longitud por observación, tomando como base el astro lunar, basándose en sus amplísimos conocimientos sobre la astronomía y las matemáticas que le granjearon grandes amistades.

Al producirse el alzamiento nacional del 2 de mayo de 1808, la Junta Central de Sevilla y muy particularmente, el ministro de Marina, general don Antonio de Escaño, trataron por todos los medios que regresase a España, pero nunca se obtuvo una respuesta por su parte en sentido afirmativo.

Prosiguió realizando sus trabajos de astronomía náutica, los cuales le absorbían casi todo su tiempo, pues era su mejor consuelo a tanto despropósito.

Entre sus papeles, existe una carta suya, que dirige al general Espinosa y Tello, a la sazón paisano suyo y amigo, escrita unos diez meses antes de fallecer, en la que le dice entre otras cosas: «…tengo entre manos unos trabajos de tal envergadura que no le dan a abasto dos calculadores, y al regreso a Londres, tomaré cuatro o cinco más.»

Se suicidó en Brighton, Inglaterra, el 3 de marzo de 1816, con cincuenta y dos años de edad.

Al principio se pensó había realizado el acto llevado por los apuros económicos que se le suponían, al dejar de percibir el salario de marino de España, pero al poco tiempo se descubrió que un banquero llamado Campbell tenía depositados a su nombre más de sesenta mil duros.

Por ello descartadas las posibilidades normales de la época, se llegó a la conclusión que debió de ser un extravío mental y al parecer por los inconvenientes y discusiones familiares que le atormentaban, llevándole al acto final de su existencia.

Bibliografía:

Enciclopedia General del Mar. Garriga. 1957. por el contralmirante don Carlos Martínez-Valverde y Martínez.

Fernández de Navarrete, Martín. Biblioteca Marítima Española. Obra póstuma. Madrid, 1851.

Fernández Duro, Cesáreo.: Disquisiciones Náuticas. Facsímil. Madrid, 1996. 6 Tomos.

González de Canales, Fernando. Catálogo de Pinturas del Museo Naval. Tomo III. Ministerio de Defensa. Madrid, 2000.

Paula Pavía, Francisco de.: Galería Biográfica de los Generales de Marina. Imprenta J. López. Madrid, 1873.

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