Van Halen y Sarti, Juan Manuel Biografia

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Juan Manuel Van Halen y Sarti Biografía


Retrato al óleo de don Juan Manuel Van Halen y Sarti.
Juan Manuel Van Halen y Sarti


Alférez de navío de la Real Armada Española.

Mariscal de campo del Ejército Español.

Cruz de la Real y Militar Orden de San Fernando de 3ª clase, 13 de junio de 1840.

Cruz de la Real y Militar Orden de San Fernando de 1ª clase, 17 de noviembre de 1839.

Gran Cruz de de la Real y Muy Distinguida Orden Española de Carlos III.

Contenido

Orígenes

Provenía de familia de origen belga, quienes por ser católicos no quisieron quedarse en los Países Bajos, por ello al igual que otras familias procedentes de aquellos territorios, se vinieron a España quedándose ya establecidos en diferentes ciudades, en el caso de los Van Halen lo hicieron en la Isla de León, donde vino al mundo Juan Manuel el día dieciséis de febrero del año de 1790, siendo hermano mayor del Alférez de navío y Teniente general del ejército don Antonio, que fue el I Conde de Peracamps.

Hoja de Servicios

Por ser de familia hidalga elevó solicitud al Rey y se le concedió la Carta Orden, para presentarse en la Compañía de Guardiamarinas del Departamento de Cádiz, sentando plaza el 21 de febrero de 1803, con dispensa Real por ser menor de edad. Expediente de sangre N.º 2.849. [1]

En 1804 como a tal guardiamarina se le ordenó embarcarse, para su preparación práctica primero en el navío América, trasbordando en el mes de noviembre a la fragata Magdalena, que pertenecía a la escuadra general don Federico Gravina quien en combinación con la escuadra francesa del almirante Villeneuve, participó en la campaña de Martinica, donde recibió su bautismo de fuego, tanto en la toma de la isla como en el ataque a la fortaleza del Diamante.

Al regresar la escuadra combinada, por ser conocedores de que la escuadra británica al mando del almirante Nelson se encontraba en las Antillas, puso rumbo a Ferrol, participando de nuevo en el combate naval del cabo de Finisterre, el cual tuvo lugar el día veintidós de julio entre la escuadra combinada con veinte navíos y ocho fragatas, contra la del almirante Robert Calder con quince navíos, consiguiendo apresar la británica gracias a la orden de Villeneuve de virar por avante, razón por la que la escuadra española que iba en vanguardia se quedó en la retaguardia, siendo la que sufrió los mayores daños perdiéndose los navíos San Rafael y el Firme, los navíos no eran muy importante por ser ya viejos, pero en cambio si se sintió la pérdida de sus dotaciones, que igualmente eran de las pocas viejas y bien instruidas de la Armada.

Arribó la escuadra a Ferrol, pero la fragata Magdalena siguió rumbo a Santander donde lanzó el ancla, antes de su arriba se había recibido una Real Orden, para serle entregada en cuanto llegara don Juan Manuel Van Halen en la que se le ordenaba presentarse en la Corte, así lo hizo, al mismo tiempo se le entregó otra Real Orden, con la noticia de su ascenso al grado de alférez de navío, al llegar a la Villa y Corte se entrevistó con el generalísimo don Manuel Godoy, quien lo eligió como ayudante para el Almirantazgo, permaneciendo en este puesto hasta ser invadida la Península por los ejércitos napoleónicos.

El 2 de mayo de 1808, se levantó el pueblo de Madrid contra el ejército napoleónico, porque al infante don Fernando se lo querían llevar de palacio, el pueblo intentó impedirlo, pero el ejército invasor mejor armado y organizado los atacó incluso con artillería, la cual hizo verdaderos estragos entre la población, que sólo iba armada con algunas escopetas de caza y sobre todo armas blancas cortas, con las que ya habían matado a algunos soldados demasiado confiados en su poder y minusvalorando el del pueblo español, que a la larga le demostró no ser tan fácil de doblegar.

Los altos mando del Ejército y de la Armada, no supieron estar a la altura de las circunstancias, por lo que solo un grupo de oficiales, ni siquiera jefes, se puso al frente del pueblo para intentar ganar lo que en ese momento era imposible, por lo que fueron acudiendo con sus seguidores y pocos soldados al Parque de Artillería, allí se ganaron la memoria por preservar el honor; en el Parque ya estaba el capitán Daoíz, se le unió posteriormente el capitán Velarde con una compañía del regimiento de Voluntarios de Estado, que estaba al mando del capitán Goicoechea y el teniente Ruíz, al poco tiempo llegó con sus hombres el alférez de fragata don José de Hezeta, después de haber mantenido ya unos enfrentamientos con los franceses en el barrio de Lavapies, se presentó con sus hombres el también alférez de fragata don Juan Manuel Van Halen y por último don Manuel Esquivel Castañeda con el mismo grado que los anteriores, siendo los tres marinos que representaron a la Armada en tan crucial momento de la Historia de España.

Este encuentro con las tropas napoleónicas no tenía color, los españoles sólo contaban con dos piezas de á 8 libras y tres de á 4, a pesar de ello el mismo Murat abandonó el Palacio Real, para mejor dirigir desde unas alturas cercanas a sus tropas, seguido de todo un estado mayor con gran cantidad de correos para comunicar sus órdenes, ya que había enviado éstas, a dos divisiones estacionadas en las cercanías de la capital de España para socorrer a las ya en combate.

Fueron cercando el Parque y maniobrando con la artillería de á 12, consiguieron no dejar nada en pie, cayendo la mayor parte de sus defensores, entre ellos Van Halen fue gravemente herido, no obstante pudo esconderse en primera decisión, esperando a que cayera la noche y con gran esfuerzo, puesto que las calles habían quedado desiertas, consiguió llegar a casa de sus padres, donde se pudo recuperar rápido por los buenos cuidados de su madre y mucho tuvo que ver su juventud.

Al encontrase ya recuperado se puso en camino a Ferrol donde al llegar se presentó a sus superiores, dándole tiempo a intervenir en el combate de Rioseco, unos días después se le entregaba el mando cañonero Estrago, con el que apoyó a las unidades del ejército del general Black; se encontraba en la defensa de la plaza, cuando fue conquistada por los franceses al mando del mariscal Ney, pero enterado don José de Mazarredo de ello, lo pusieron en libertad con la condición de que se trasladase a Madrid, aquí fue convencido por el general y pasó a jurar al nuevo rey José I.

En este momento pasó a formar parte del Ejército, en que muy pronto alcanzó el grado de Mariscal de Campo. Estuvo a las órdenes del rey José I, con el que viajó a París, pasando a las órdenes del mismo Napoleón participando en la campaña a finales de 1809 contra los Prusianos, regresó a la península y se le destinó al Estado Mayor del mariscal Souchet duque de la Albufera, desde esta posición informó a los españoles de las intenciones del mariscal francés, por esta razón sin conocimiento de su jefe entregó a los españoles las plazas de Lérida, Mequinenza y Monzón con toda su guarnición, en una arriesgada maniobra de espionaje que le valió el reconocimiento de las Cortés de Cádiz, siendo admitido por ello en el ejército español en el arma de caballería, terminando la guerra destinado en el ejército de Cataluña.

Al regreso del ‹Deseado› don Fernando VII, se le acusó de conspirador contra su persona, por lo que fue encarcelado, pero poco tiempo después se le dio la libertar y se le ascendió a teniente coronel, por ser reconocidas sus actuaciones de doble argumento, pero que nunca lo fue en contra de su Rey ni de España.

Pero como era por naturaleza un aventurero, muy pronto hubo un alzamiento en Torrijos en 1816, que en parte era su culpa, quedando demostrado por figurar su nombre en una lista perteneciente a una sociedad masónica, que ya se sabía era la promotora del intento de golpe de Estado, por esta razón fue juzgado y vuelto a encarcelar en una cárcel de la Inquisición, pero consiguió fugarse, siendo el único que lo había conseguido a lo largo de la historia de esta institución.

De su paso por la cárcel, tenemos una descripción de su persona, la cual se realizaba a todos los que en ella entraban que dice: «Su estatura cinco pies y de cinco a seis pulgadas, regularmente grueso y bien formado, pelo castaño muy claro acercándose a rubio, rostro lleno bien configurado, color blanco y encarnado, nariz más que regular, ojos muy vivos y exaltados, su natural inquieto y violento.»
Yatagán sable tártaro apresado como trofeo de guerra a uno de los jefes enfrentados en el combate contra los tártaros.
Yatagán trofeo de guerra de Van Halen.
Cortesía del Museo Naval. Madrid.

Y ya nos lo encontramos prestando servicio en el ejército Ruso del Zar Alejandro I, en el regimiento de Dragones de Nizhni Nóvgorod número 39, acantonado en Georgia participando activamente en varios combates, en el de Joserk contra los tártaros que tuvo lugar el 12 de junio de 1820, al frente de su unidad demostró su gran valía y acierto en el mando, en reconocimiento a sus virtudes fue condecorado en el mismo campo de batalla con la Orden de San Waldomiro de cuarta clase. Quedándose como recuerdo de la acción un yatagán cogido a uno de los jefes tártaros y que hoy se conserva en el Museo Naval de Madrid.

Al enterarse del levantamiento en Cabezas de San Juan por el general Riego, regresó de nuevo a España prestando sus servicios a las órdenes de los generales Milans y Mina, en el regimiento Constitución con el grado de teniente coronel destinado en tierras de Cataluña, participando en el periodo liberal que comprende entre los años 1820 a 1823. Al producirse la nueva invasión francesa de los ‹Cien Mil hijos de San Luis› al mando del duque de Angulema y al conquistar de nuevo España, estos le devolvieron el poder absoluto a don Fernando VII, por lo que de nuevo se vio forzado a huir, pero esta vez lo hizo a América.

Embarcó con su esposa con rumbo a la isla de Cuba, desembarcando en diciembre de 1823 en la Habana, donde en principio encontró trabajo con empleo de sobrecargo en una goleta mercante que hacía la ruta entre la Habana y Veracruz, pasado un tiempo decidió quedarse en la isla, para ello buscó un lugar para establecerse, consiguiendo encontrarlo en la proximidades de Matanzas en Macuriges donde compró una plantación de café. Pero conforme iban llegando noticias de la Península las autoridades cumpliendo órdenes le invitaron a salir de los territorios del Rey de España, por lo que de nuevo tuvo que embarcar, llegando primero a Filadelfia, pero esta ciudad era muy cerrada y no había forma de encontrar un buen trabajo, al llegar a quedarse casi sin dinero decidió embarcarse de nuevo desembarco en Nueva York, donde montó un pequeño despacho comenzando a dar clases de español a todos los que quisieran y al salir le dejaban el dinero, de esta forma pudo salir un poco a flote económicamente.


Sable del príncipe Federico Guillermo Carlos de Orange
Sable del Príncipe Federico Guillermo Carlos de Orange.
Cortesía del Museo Naval. Madrid.

El 22 de septiembre de 1830 en el cual los belgas se levantaron contra el Príncipe de los Países Bajos; don Juan Manuel ya se encontraba en Bruselas al parecer por un tema de herencia familiar, dando así comienzo a la guerra de Independencia de Bélgica, sin pensárselo se presentó al barón de Hooghvorst, alcalde de Bruselas por si eran necesarios sus servicios, durante los dos primeros días nadie le pidió nada, pero dados los pequeños desastres ya sufrido el barón lo hizo llamar, ya en su presencia le entregó el mando en Jefe de las fuerzas revolucionarias, al poco tiempo por sus victorias se le otorgó el grado de teniente general, dando el combate final contra los holandeses al mando de su príncipe Federico Guillermo Carlos de Orange, a quien venció y expulsó con su ejército de Bélgica, quedándose como recuerdo el sable de honor del Príncipe. (Que hoy se encuentra en el Museo Naval de Madrid), pasando posteriormente a ser el Gobernador del Brabante Meridional.

Al formarse el Congreso Constituyente, se le concedió una pensión para él y sus sucesores de diez mil francos anuales. Años más tarde al construirse el monumento a los Mártires de la Independencia, que se encuentra en la plaza Mayor de Bruselas, un busto de su persona figura al frente de los demás.

Permaneció en el ejército belga hasta septiembre de 1835, el cual tuvo que abandonar dado que las envidias y recelos de estar al frente de las fuerzas un “extranjero” no era bien visto, comenzando las intrigas a pesar de ser un descendiente de belgas, llegaron a agredir a su familia, esta actitud violenta terminó por convencerle, viendo el peligro que se estaba corriendo sin vistas de futuro decidió regresar a España, recomendación que le dio en persona el rey Leopoldo I, quien ya le había entregado las más altas condecoraciones del nuevo país.

En 1836 se encuentra en España combatiendo en la guerra civil, contra el pretendiente don Carlos con el grado de teniente coronel, participando en principio en la línea entre Teruel y Guadalajara, con cuartel en Molina de Aragón, de nuevo salió el militar valeroso y pronto alcanzó el grado de coronel siéndole concedido el ascenso en mayo del mismo 1836, pero en junio siguiente combatió al frente de un regimiento de caballería y se distinguió junto a su hermano Antonio en el combate de Peracamps, por sus notables hechos se le ascendió al grado de brigadier en junio de 1838 y nombrado Comandante general de Tarragona.

El 1 de febrero de 1840, fue reclamado por el general Fernández de Córdoba, para que tomara el mando de la caballería contra los carlistas, se le ascendió al grado de mariscal de campo, permaneció fiel al general Espartero, reprimiendo con dureza las actuaciones contra el Regente, al caer éste en 1843 no tuvo ya más ganas de exiliarse, lo que le llevo a decidir dejar la política y el ejército, pasando a Andalucía.

Se encontraba en la ciudad de Sevilla, cuando el capitán general de Andalucía recibió la orden del gobierno moderado de hacerlo preso, lo que llevó a efecto, recibiendo la orden de recluirse en el Puerto de Santa María, con la orden de no poder residenciarse en ninguna capital de provincia, ni plaza militar y menos presentarse en la Corte, pasado un buen tiempo se le permitió desplazarse a Toledo, donde estuvo unos días, un poco después pidió el permiso para viajar a Valencia, y un tiempo después regresar a Cádiz, al mismo tiempo que se le concedieron permisos para viajar al extranjero, sobre todo por enseñar a sus hijos otros lugares por él ya conocidos, así permaneció durante siete años.

Hasta que en 1850, se le nombró por Real Decreto del 20 de octubre de 1851 Senador Vitalicio en agradecimiento de la reina doña Isabel II, quien al mismo tiempo le otorgó la Gran Cruz de caballero de la Real y Muy Distinguida Orden de Carlos III, posteriormente fue nombrado Presidente del Supremo de Guerra y Marina en el que permaneció hasta 1856, en que se retiró pues ya se sentía cansado y viejo, más no era del agrado del general O’Donell lo que aún le apesadumbraba más, decidiendo quitarse del medio y regresar a su casa del Puerto de Santa María.

Donde le sobrevino el óbito el 8 de noviembre de 1864, cuando contaba con setenta y seis años de edad. Sus restos fueron depositados en el cementerio de la misma población, en su panteón familiar y junto a los de su primera esposa

Entre otras condecoraciones estaba en posesión de: Cruz de la Real y Militar Orden de San Fernando, entonces llamada Nacional, con dos de tercera Clase; Cruz de la Marina de Diadema Real; Cruz de caballero de la Real y Muy Distinguida Orden de Carlos III; Placa y la Gran Cruz de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo; Cruz de Comendador de la Real Orden Americana de Isabel la Católica; la Placa de Hierro por la defensa de Bruselas y la Gran Cruz de Leopoldo de Bélgica.

También tuvo tiempo de escribir, publicando un libro con sus vivencias en la cárcel, con el título: «Relación de su cautividad en los calabozos de la Inquisición, su evasión y emigración.» Publicado en París en 1827, en español y francés siendo posteriormente traducida al inglés y el italiano, dado que su acción era toda una demostración de valor que cautivó a media Europa.

Notas

  1. No se entiende muy bien el porqué, pero hay grandes diferencias en los datos de ambos hermanos. En diferentes fuentes los dos son nacidos en el mismo año de 1788, lo que lleva a confusión si eso es cierto, pero aún se complica más al saber que Antonio vino al mundo el 16 de febrero de 1788 y era el menor de los dos, en cambio de Juan Manuel se dice nació a lo largo de 1790, todo esto ha llevado a una confusión a muchos historiadores. No contentos con esto se han seguido diferentes rumbos que nos han ido aclarando algo las cosas, por ejemplo que Juan Manuel vino al mundo el 16 febrero de 1790, por esa razón al sentar plaza en la Compañía de Cádiz el 21 de febrero de 1803, lo pudo hacer por concedérsele Dispensa Real de edad, que es en lo que coincidían muchos autores pero no se justificaba de haber nacido en 1788, pudiendo a su vez confirmar, que don Antonio vino al mundo el 21 de enero de 1792, en cambio él no pidió la Dispensa Real, por sentar plaza el 3 de noviembre de 1804 pero en la Compañía de Departamento de Cartagena contando ya con la mínima de acceso de catorce años. Juan Manuel Van Halen y Sarti, expediente de limpieza de sangre N.º 2.849. Antonio Van Halen y Sarti, expediente de limpieza de sangre N.º 4.544. A pesar que en el de don Juan Manuel se da por buena la fecha de nacimiento de 1788, pero muy bien puede ser un error de interpretación al copiar los datos para pasar a imprenta o error del cajista de ella.

Bibliografía:

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Sánchez Molledo, José María.: Juan Van Halen. Memorias. Ediciones Polifeno. Madrid, 2008.

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VV. AA.: La Marina en la Guerra de la Independencia. Cuadernos Monográficos del Instituto de Historia y Cultura Naval, N.º 55. Madrid, 2007 y N.º 59. Madrid, 2009. En un volumen.

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