Otalora y Rodriguez de Otero, Juan Biografia

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Juan Otalora y Rodríguez de Otero Biografía


Capitán de navío de la Real Armada Española.

Cruz Laureada de la Real y Militar Orden de San Fernando de 2ª clase. 16 de marzo de 1839.

Orígenes

Nació en Ferrol en 1796 siendo sus padres, don Fermín Otalora y de Oquendo, y doña Francisca Rodríguez de Otero y Díez.

Hoja de Servicios

El 27 de septiembre de 1811 sentó plaza de guardiamarina en la Compañía del Departamento de su ciudad natal. Expediente N.º 3.222.

Al concluir sus estudios elementales embarcó en la fragata Ifigenia, arribando a Cádiz en julio de 1814, trasbordando a la fragata Diana, zarpando en febrero de 1815 en la expedición del general Morillo, siendo el jefe de las fuerzas navales el brigadier don Pascual Enrile, con destino a Tierra Firme, participó en los sitios de isla Margarita y operaciones de Cumaná, La Guaira y Puerto Cabello, siendo habilitado de oficial se le comisionó para armar varios bongos en la Laguna de Valencia.

Al mando de una balandra se encontraba en Santa Marta durante el bloqueo a Cartagena de Indias, tomando parte en el apresamiento de varias canoas enemigas que intentaban aprovisionar la ciudad sitiada, permaneciendo hasta la reconquista de ella.

Por haber terminado su aprendizaje con las calificaciones apropiadas, se le ascendió a alférez de fragata, permaneciendo en aquellas costas realizando sus servicios de guarda costas.

En octubre de 1821 se le destinó al apostadero de la Habana, desde aquí efectuó arriesgados aprovisionamientos a la costa del virreinato de Nueva España, especialmente a los asediados en el fuerte de San Juan de Ulúa, cuando no era comisionado continuaba en la comisión de guardacostas de la isla, vigilando los dos canales de acceso y Yucatán.

En 1825 fue ascendido al grado de alférez de navío, ordenándosele embarcar en la fragata Perla, permaneciendo incorporado a las fuerzas navales al mando del brigadier don Ángel Laborde, enseñando bandera sobre la isla de Jamaica, pasando a Santa Marta y Cartagena de Indias, regresando a la Habana.

En 1826 se le ordenó trasbordar al navío Guerrero, buque insignia de las fuerzas navales del apostadero de la Habana y al mando del brigadier don Ángel Laborde, sufriendo el famoso huracán desatado en el abra de Charleston en septiembre, como consecuencia de él el navío quedó desarbolado, se armaron bandolas y después de ochenta días de duro navegar pudo regresar a la Habana.

Contribuyó al bloqueo y sostenimiento de éste, el cual llevó a efecto sobre Cayo Hueso por la escuadra española, consiguiendo encerrar al comodoro Poters con tanta efectividad y decisión, ante ellos sólo vió una solución para salir vivo, no siendo otra que vender sus buques para poder embarcar en un mercante y salir como civil de su propia encerrona.

Al terminar el bloqueo se le ordenó trasbordar a la fragata Iberia, zarpando con la división rumbo a Tierra Firme, haciendo acto de presencia sobre la isla de Curaçao, regresando de nuevo a la Habana, zarparon de nuevo a esperar a la fragata Resolución proveniente de Cádiz dando escolta a un convoy, al unirse arribaron todos a la Habana.

En marzo de 1829 se le otorgó el mando de la goleta Habanera, llegó aviso de la existencia de un pirata, zarpó en su caza consiguiendo encontrarlo, cuando ya se preveía el combate, la dotación enemiga se amotinó, dieron muerte a su jefe y quienes lo defendieron, arriaron los botes los supervivientes abandonando el buque, alcanzando la costa cercana donde se perdieron, el buque pirata fue capturado con solo los muertos a bordo y marinado a la Habana.

A finales de 1829 fue ascendido al grado de teniente de navío, continuando al mando de la goleta, prosiguiendo en su comisión de guardacostas controlando el tráfico de negros, principal problema de la isla de Cuba, así como intentar frenar el contrabando de armas.

Al reorganizarse el apostadero de la Habana en 1831, se le nombró ayudante personal del general don Ángel Laborde.

Cuando sucedió el fallecimiento del general Laborde, se le ordenó regresar a la península, viajando de transporte en el navío Héroe, arribando al puerto de Vigo para pasar la cuarentena, una vez terminada arribó al Arsenal del Ferrol.

En enero de 1835 se le otorgó el mando de la goleta Isabel II, incorporada a las fuerzas del norte en el transcurso de la primera guerra civil entre carlistas e isabelinos, participando en el desembarco de cabo de Machichaco, continuó cubriendo con su gente aquella batería durante el sitio de San Sebastián.

El 20 de diciembre de 1835, se le nombró en comisión Gobernador del fuerte y pueblo de Guetaria, por estar soportando un duro ataque por parte de los carlistas, se mantuvo durante doce días con una brecha abierta en la fortaleza; realizó una peligrosa por atrevida salida, en ella tomó a los carlistas setecientas balas de á 24 y á 36, en el ataque sufrió una fuerte contusión.

Cuando la situación ya era insostenible se retiró al fuerte de la cima del peñón y en él permaneció aguantando las embestidas de los enemigos, consiguiendo una heroica resistencia, siendo apoyado en su empeño por los buques de la escuadra isabelina, resultó tan importante su decisión de sostener a toda costa sus posiciones impidiendo fuera tomado por los carlistas, manteniéndose por espacio de setenta días, en un lugar inhóspito por ser constantemente batido por la mar.

Uno de los varios que ayudaron a sostenerlo fue el habilitado de oficial don Daniel de Varcárcel al mando de la lancha Vizcaya, quien introdujo pertrechos de boca y guerra en varias ocasiones.

Por Real orden del 4 de febrero de 1836, por los méritos contraídos y los sufrimientos soportados en la anterior posición, se le otorgó el ascenso al grado de capitán de fragata.

Además se le otorgó la Cruz Laureada de la Real y Militar Orden de San Fernando de 2ª clase:

Comillas izq 1.png «Concedida por su valor en la defensa del pueblo y peñón de Guetaria, Guipúzcoa, durante los quince meses que fue su Gobernador: sitiada la plaza el día 15 de diciembre de 1835, tras doce días con brecha abierta en la muralla cayó la población el 1 de enero de 1836, pero este jefe se replegó al peñón y castillo de la atalaya, y allí aguantó a tiro de pistola y sin parapetos hasta el 10 de marzo de 1836, los carlistas levantaron el sitio.» Comillas der 1.png


A ello se le añadió poco tiempo después la concesión del grado de coronel del arma de Infantería.

En enero de 1837 fue relevado de su posición, concediéndosele una licencia para restablecerse de las dolencias provocadas por tan prolongado tiempo de acción sin descanso, desplazándose a San Sebastián a recuperarse.

En el mes de marzo de 1838 participó en las operaciones realizadas sobre las poblaciones de Hernani, en mayo sobre Irún y la capitulación de Fuenterrabía, permaneciendo al mando de las fuerzas sutiles y a las órdenes del general Cañas, a petición del general Evans y por sus conocimientos navales, le pidió tendiera un puente provisional, efectuándolo bajo el fuego enemigo, evitándose bajas innecesarias al construirse en muy poco tiempo.

Permaneció en la campaña, bien al mando de las fuerzas sutiles, tomando algún mando de comandante interino y como comandante del vapor Isabel II, hasta agosto de 1839.

Cesó en las fuerzas navales del norte, por habérsele otorgado el mando de la corbeta Liberal, como ésta se encontraba en el apostadero de la Habana embarcó a su nuevo destino, al llegar tomó posesión del mando el 13 de abril de 1840.

Por Real orden del 27 de abril de 1840 se le ascendió al grado de capitán de navío, por rigurosa antigüedad, pero tres días después fallecía sin tener conocimiento de su ascenso.

Teniendo lugar el fatal desenlace el 30 de abril de 1840 en el apostadero de la Habana. Su muerte fue adelantada por los sufrimientos en la defensa del fuerte de Guetaría, contaba con cuarenta y tres años de edad, quedando su familia residentes en la Habana en la más triste pobreza, pues se le debían muchos meses de sueldo y no les quedó pensión por no llevar el mínimo de años de servicio. Y esto a pesar de ser Laureado de San Fernando.

Era Caballero de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo.

Bibliografía:

Bordejé y Morencos, F. Fernando de.: Crónica de la Marina Española en el siglo XIX, 1800-1868 (Tomo I) Editorial Naval. Madrid, 1993.

Bordejé y Morencos, F. Fernando de.: Crónica de la Marina Española en el siglo XIX, 1868-1898 (Tomo II) Editorial Naval. Madrid, 1995.

Cevallos-Escalera y Gila, Alfonso y Luis. La Real y Militar Orden de San Fernando. Palafox-Pezuela. Madrid, 2003.

Ceballos-Escalera y Gila, Alfonso de. Vizconde de Ayala, Ceballos-Escalera y Gila, Luis de, y Madueño y Galán, José María.: Los Marinos en la Orden de San Fernando. Ministerio de Defensa. Madrid, 2011.

Enciclopedia General del Mar. Garriga. 1957. Compilada por el contralmirante don Carlos Martínez-Valverde y Martínez.

Fernández Duro, Cesáreo.: La Armada Española desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón. Est. Tipográfico «Sucesores de Rivadeneyra» 9 tomos. Madrid, 1895—1903.

Paula Pavía, Francisco de.: Galería Biográfica de los Generales de Marina. Imprenta J. López. Madrid, 1873.

Pirala, Antonio. Historia de la guerra civil y de los partidos Liberal y Carlista. Turner. Madrid. 1984.

Válgoma y Finestrat, Dalmiro de la. Barón de Válgoma.: Real Compañía de Guardia Marinas y Colegio Naval. Catálogo de pruebas de Caballeros aspirantes. Instituto Histórico de Marina. Madrid, 1944 a 1956. 7 Tomos.

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