Ortiz y de Otanez, Ramon Jose Pablo Biografia

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Ramón José Pablo Ortiz y de Otañez Biografía



Retrato al oleo de don Ramón José Pablo Ortiz y de Otañez. Teniente general de la Real Armada Española. Cruz de Caballero de la Real y Muy Distinguida Orden de Carlos III, pensionada.
Ramón José Pablo Ortiz y de Otañez.
Cortesía del Museo Naval. Madrid.


Teniente general de la Real Armada Española.

Cruz de Caballero de la Real y Muy Distinguida Orden de Carlos III, pensionada.


Orígenes

Vino al mundo en la población de Santoña el 15 de enero de 1759, siendo sus padres don Antonio de Ortiz Satelices y doña Ramona de Otañez Martínez de Valle.

Hoja de Servicios

Sentó plaza de guardiamarina en la Compañía del Departamento de Cádiz, el 10 de febrero de 1774. Expediente N.º 1.267.

Al aprobar el examen teórico se le ordenó embarcar en el jabeque Lebrel, incorporado a la escuadra del general don Pedro Castejón, participando en la expedición de 1775 sobre la capital de la Regencia de Argel.

Al término de ella se incorporó a la Compañía, para proseguir sus estudios, saliendo el 2 de marzo de 1776, con los galones de alférez de fragata.

Por Real orden del 13 de mayo de 1779, se le ascendió al grado de alférez de navío, estando embarcado en la escuadra del Departamento de Cádiz, realizando varios cruceros entre el Peñón, Estrecho, cabos de San Vicente y de San María e islas Terceras, en protección del tráfico marítimo procedente de ultramar.

Se encontraba a bordo de uno de los buques de la escuadra al mando del general don Juan de Lángara, por ello participó en el combate naval del cabo de Santa María del 16 de enero de 1780, contra la escuadra británica al mando del almirante Rodney.

Fue destinado después a la escuadra del marqués del Socorro, cruzando el océano, para participar en diversas acciones de guerra en el seno mejicano y las Antillas, tomando parte muy activa en la toma de Penzacola.

Su regreso a la península lo realizó a bordo del navío Arrogante, a su arribada a la bahía de Cádiz se le entregó la Real orden del 21 de diciembre de 1782, siendo ascendido al grado de teniente de fragata, estando su buque incorporado a la escuadra del general don Luis de Córdova.

Con este navío participó en el gran bloqueo del Peñón y unos meses después, el 20 de octubre, tuvo lugar el combate naval del cabo Espartel, entre la escuadra española y la británica del almirante Howe, quien consiguió penetrar en el Peñón y abastecer a éste, aprovechando un fuerte temporal de poniente que le facilitó su misión, siendo muy bien acogido pues la plaza se encontraba a punto de claudicar.

Fue en principio destinado a permanecer en el Arsenal de Cádiz, hasta 1785 por pasar destinado a Ferrol, donde se embarcó en la fragata Liebre, zarpando con rumbo a la Habana, desde aquí se dedicó a realizar cruceros sobre las aguas de las Antillas y seno mejicano en misión de guardacostas, a parte de cumplir alguna comisión, por ello visitó los puertos de Santo Domingo, San Juan de Puerto Rico y Veracruz.

Permaneció en este servicio, hasta recibir la orden de regresar a la península, arribando a la bahía de Cádiz en 1787, permaneciendo otro tiempo de cuartel en el Arsenal, encontrándose aquí le fue entrega la Real orden del 7 de junio de 1788, notificándole su ascenso al grado de teniente de navío.

En 1790 recibió la orden de embarcar en el navío Conde de Regla, incorporado a la escuadra del marqués del Socorro, con la que realizó la campaña sobre el cabo de Finisterre, por el conflicto de límites sobre Nootka y en previsión de ser declarada la guerrea contra el Reino Unido, al no llegar al conflicto la escuadra arribó a Ferrol.

De Ferrol la escuadra zarpó con rumbo a Cádiz, a su arribada se le ordenó embarcar en el navío San Agustín, realizando como era costumbre los cruceros sobre la costa norteafricana en comisión de corso, vigilando más expresamente las costas sobre Larache y Orán.

En 1792 se le destinó a las lanchas cañoneras con base en el apostadero de Algeciras, con las que efectuó varias salidas y algún ataque al Peñón.

Permaneció en este comisión hasta 1793, por ser destinado de nuevo a una fragata, realizando un viaje a la ciudad de Barcelona transportando tropas para el ejército como refuerzo, del destinado a parar en la frontera a los republicanos franceses, estando en los apostaderos de Rosas y Portvendres, pasando posteriormente a incorporarse a la escuadra del general don Federico Gravina, permaneciendo hasta poco antes de verse obligados a abandonar la plaza de Rosas, estando aquí enfermó muy grave, por ello fue trasladado en el mes de enero de 1795 a Cartagena.

Encontrándose en el hospital se le entregó la Real orden del 26 de febrero siguiente, notificándole su ascenso al grado de capitán de fragata.

Al presentarse se le ordenó embarcar de transporte con rumbo a Cádiz siendo destinado como segundo comandante del navío Conde de Regla, por orden superior trasbordó al navío Miño, realizando un viaje con pliegos, tocando en los puertos de Barcelona, Génova, Trieste, Malta y Sicilia, arribando a finales del mes de octubre de 1800 a Cartagena, donde quedó desembarcado por pasar a desarme el navío.

Permaneció en el Departamento, hasta serle entregada la Real orden del 25 de mayo de 1802, por la cual se le destinaba al apostadero de Manila en las islas Filipinas, con la orden de hacerse cargo del mando de las fuerzas navales para combatir la piratería en aquellas aguas, se le ordenó embarcar de transporte en el navío San Julián, desembarcando en Veracruz, pasando por tierra a Acapulco donde embarcó de transporte en el bergantín Príncipe de Asturias, quien lo transporto hasta Manila, donde fondeó el 9 de abril de 1804, tomando posesión de su cargo el 17 siguiente, pero poco después por otra Real orden se le otorgó el mando de todas las fuerzas navales del océano Pacífico.

Su permanencia en ellas no fue precisamente baldía, pues en el mes de noviembre de 1805 y posteriormente en febrero de 1807, y como acciones de más mérito, tuvo que efectuar salidas con sus lanchas cañoneras y falúas a combatir a una división de fragatas británicas, pues se había acercado con intención de tomar posesión de las islas, pero él las persiguió hasta Punta Capones donde ya en mar abierto, las enemigas se alejaron del peligro, pero en ningún momento presentaron combate.

Entre estas fechas y posteriormente a ellas siempre estuvo vigilante de la protección de la navegación entre las diferentes provincias de las islas, especialmente sobre las islas de Corregidor y Mindoro para evitar siempre males mayores, pues como se ve, nuestros ancestrales enemigos no dejaban de probar la capacidad de respuestas de las fuerzas navales, en ninguno de nuestros territorios por muy lejanos que estuvieran.

Al mismo tiempo, siempre estuvo presente en todas las expediciones, tanto en el apresto de ellas como en sus operaciones, pues seguía al mando de las fuerzas navales a lo largo de todo el archipiélago manteniéndose siempre en alerta, para presentarse ante cualquier eventualidad auxiliando a las distintas plazas y provincias de ellas.

Sin dejar de lado la conservación y mantenimiento de los buques asignados, para mantenerlos operativos en cualquier circunstancia pues de ellos dependía poder ejercer de verdad su máxima responsabilidad, el mantenimiento sobre todo de los apostaderos de Cavite y Manila, pues eran los únicos que proporcionaban puntos de reparación para las naves destinadas en aquel archipiélago.

Por Real orden del 15 de octubre de 1813, se le relevó de estos cargos, por ello quedó como agregado en el mismo apostadero de Cavite, hasta el 3 de agosto de 1814, por poder embarcar de transporte en la nao Magallanes, pero no pudo ser por no haber arribado el buque, dándole de nuevo la orden de hacerlo sobre la corbeta Descubierta, pero era el 15 de enero de 1816, navegando por la ruta portuguesa arribó a la bahía de Cádiz, fondeando el 13 de mayo siguiente.

Al desembarcar se le entregó la Real orden del 30 de mayo de 1815, con su ascenso al grado de capitán de navío, por su buen hacer y las meritorias misiones tan efectivamente desarrolladas. Como queda expuesto por las fechas, se puede entender, su nula participación en la guerra contra el invasor francés.

En 1818 le fue otorgado el mando del navío Velasco, uno de los comprados a Rusia, pero como no llegó ni a armarse, quedó muy pronto desembarcado.

Aquí se le pierde la pista y durante seis años no sabemos nada de él, hasta ser nombrado en 1824 vocal de la Junta de Asistencia de la Dirección General de la Armada, por ello tuvo que desplazarse a Madrid.

Por Real orden del 14 de julio de 1825 se le asciende al grado de brigadier.

Prosiguiendo en el mismo puesto, pasando poco después a vocal de la Junta Superior de Gobierno de la Armada.

Por Real orden del 6 de diciembre de 1829, se le ascendió al grado de jefe de escuadra, pasando a ser el decano de ella y poco después, Vocal de la Junta del Montepío Militar.

Por Real orden del 4 de abril de 1839, se le ascendió al grado de teniente general.

Con este empleo, fue nombrado Ministro del Supremo Tribunal de Guerra y Marina.

Falleció en Madrid en 1843, cuando contaba con ochenta y cuatro años de edad, de ellos sesenta y nueve de servicios a España.

Entre otras condecoraciones estaba en posesión de la Banda y Placa de la Gran Cruz de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo.

Bibliografía:

Enciclopedia General del Mar. Garriga. 1957. Compilada por el contralmirante don Carlos Martínez-Valverde y Martínez.

Enciclopedia Universal Ilustrada. Espasa. Tomo 40, 1919, páginas 739 y 740.

Fernández Duro, Cesáreo.: La Armada Española desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón. Est. Tipográfico «Sucesores de Rivadeneyra» 9 tomos. Madrid, 1895—1903.

González de Canales, Fernando. Catálogo de Pinturas del Museo Naval. Tomo II. Ministerio de Defensa. Madrid, 2000.

Paula Pavía, Francisco de.: Galería Biográfica de los Generales de Marina. Imprenta J. López. Madrid, 1873.

Válgoma y Finestrat, Dalmiro de la. Barón de Válgoma.: Real Compañía de Guardia Marinas y Colegio Naval. Catálogo de pruebas de Caballeros aspirantes. Instituto Histórico de Marina. Madrid, 1944 a 1956. 7 Tomos.

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