Conde de Venadito (1891)

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Construcción:

 Foto del crucero Conde de Venadito.
Conde de Venadito. Colección D. José Lledó Calabuig.

Otro de los cruceros de 2ª clase, de la serie Infanta Isabel, construido en Cartagena. Su construcción fue dirigida por el ingeniero Puente. Botado en agosto de 1885. Entregado a la Armada en 1891.

Desplazaba 1.152 toneladas. Medía 64 metros de eslora, 9,70 de manga, 5,33 de puntal y 3,86 de calado. Tripulado por 180 hombres.

Disponía de una máquina de doble presión, construida por la Maquinista Terrestre y Marítima de Barcelona, con 4 calderas que generaban 1.500 caballos de vapor. También disponía de un aparejo, con tres palos y bauprés y una superficie velica de 1.132 metros cuadrados, posteriormente reducida a 823. Alcanzaba una velocidad de 14 nudos. Con capacidad para llevar 240 toneladas de carbón, tenía una autonomía de 2.000 millas a marcha económica.

Armado con 4 cañones Hontoria de 120 mm, 2 cañones de 70 mm, 4 ametralladoras y dos tubos lanzatorpedos.

Historial:

En el mes de octubre de 1892 llevó a bordo a la familia real en su travesía de Cádiz a Huelva durante los festejos del cuarto centenario del descubrimiento de América. Estaba al mando del capitán de fragata don Emilio Díaz Moreu. Embarcaron los reyes en Cádiz el 10 de octubre, poniendo rumbo a Huelva con una velocidad de 10 nudos, escoltado por los cruceros Isla de Cuba e Isla de Luzón y los cañoneros Temerario y Cuervo. La escuadra maniobró para situarse en dos líneas paralelas, a babor y estribor del crucero. Además de varios buques extranjeros, en la línea de babor figuraban el crucero Reina Regente y la fragata Vitoria, y en la de estribor, el acorazado Pelayo y el crucero Alfonso XII. Tras pasar los reyes revista a la escuadra, ésta regresó a Cádiz, y los reyes embarcaron en el vapor Legazpi.

En 20 de octubre de 1892 embarcó en el crucero el general Martínez Campos y lo trasladó a Mazagán para entrevistarse con Muley Hasán y establecer las cláusulas de la entrega de Marruecos de veinte millones de pesetas por indemnizaciones y evitar nuevos ataques en Melilla y Chafarinas. Embarcado de nuevo en el crucero, regresó a Cádiz el 30 de octubre de ese año.

El 27 de febrero de 1893 recaló en Dakar, Senegal, el crucero Isabel II con graves averías. Al puerto africano llegó el crucero Conde de Venadito para remolcar a su compañero, llegando a Cádiz el 27 de marzo.

La Escuadra de Instrucción, mandada por el contraalmirante don Zoilo Sánchez Ocaña, fondeó el 16 de agosto de 1893 en Santa Pola. Poco después se incorporó el crucero Conde de Venadito, iniciando unas maniobras con la escuadra. Ante los nuevos incidentes con Marruecos, se suspendieron las maniobras y el crucero Conde de Venadito es destacado a la costa africana al mando del capitán de fragata don Emilio Díaz Moreu, fondeando en Melilla el 12 de octubre de 1893, llegando al día siguiente los cruceros Isla de Cuba y Marqués de la Ensenada.

El 21 de octubre lanzó contra las posiciones rifeñas 18 proyectiles de 57 mm. El 27 de octubre se inició una ofensiva con las tropas del general Margallo, apoyadas por el cañoneo del crucero. Estas tropas y otras que llegaban del sur fueron detenidas, faltas de agua y municiones, teniendo que replegarse, apoyadas de nuevo por los cañones del crucero. A finales de octubre y primeros de noviembre, con nuevas tropas llegadas de Málaga, se inició una nueva ofensiva, apoyada en su avance por los cruceros Conde de Venadito, Alfonso XII, Isla de Cuba e Isla de Luzón, que también patrullaron las aguas del Peñón de Vélez, Alhucemas y Chafarinas para evitar nuevos ataques.

En 1894 seguía formando parte de la Escuadra de Instrucción. En el mes de julio de 1894 es destacado a Fernando Poo con el crucero Isla de Luzón y el aviso Tallerie.

En 1895, destinado en las Antillas, disparó el 14 de marzo de ese año, en las proximidades de punta Maisi, al mercante norteamericano Alliance, sospechoso de llevar mercancías de contrabando, al no detenerse para ser inspeccionado, se creó una crisis diplomática con los Estados Unidos. Consiguió que no desembarcara la carga que llevaba, pero una semana después dejó los pertrechos en una playa. La cuestión quedó zanjada con disculpas al gobierno del presidente Cleveland, pero los comandantes españoles se vieron atados de pies y manos para actuar contra los buques norteamericanos que llevaban armas y hombres a Cuba, dado que los norteamericanos estaban esperando un incidente para intervenir en la isla. Esta fue la causa de que, sólo diez días después, el Conde de Venadito, no intentara la captura del mercante Adirondack, cuando entró en aguas cubanas para desembarcar hombres y pertrechos.

También en aguas de la costa cubanas, colaboró en el rescate de los restos del crucero Colón, naufragado el 29 de septiembre de 1895 en Pinar del Río.

El 6 de mayo de 1897, al mando del capitán de fragata don Esteban Arriaga y Amézaga, desembarcó tropas en playa Caleta, Cuba, donde destruyeron la artillería y los campamentos de los insurgentes cubanos. El 4 de octubre de 1897, con los cañoneros Marqués de Molins, Sandoval y Alvarado, llevó a bordo una brigada y atacaron en Río Seco, capturado a varios prisioneros, 183 fusiles, municiones y 28 caballos.

Cuando comenzó la guerra con Estados Unidos, en 1898, se encontraba en la Habana, al mando del capitán de fragata don Esteban Arriaga. Era el único de los cruceros españoles, con base en la Habana, capaz de navegar, aunque su velocidad estaba reducida a 12 nudos. Realizó varias salidas con el cañonero Nueva España para enfrentarse a los buques que bloqueaban el puerto. Una de estas salidas la efectuó a las cuatro y veinte de la tarde del 14 de mayo de 1898 con el cañonero Nueva España, mandado por el teniente de navío don Eduardo Capelastegui. A trece kilómetros del puerto, los dos buques regresan a la Habana tras intercambiar algunos disparos, cuando los buques norteamericanos, los cruceros Annapolis y Vicksburg, el crucero auxiliar Mayflower, el cañonero Wasp y los remolcadores armados Osceloa y Tecumseh, rehuyeron el combate y se alejaron a unos veinte o veinticinco kilómetros del puerto, mientras los dos buques españoles regresan a la Habana al anochecer.

A las ocho y media del 10 de junio realizó una nueva salida con los cañoneros Nueva España, Vicente Yáñez Pinzón y la lancha cañonera Flecha, división puesta al mando del capitán de navío Marenco, jefe del Estado Mayor del apostadero, para enfrentarse a una escuadra aumentada a nueve o diez buques de guerra norteamericanos. Los buques españoles se retiraron al mediodía al no poder disparar al amparo de las baterías de costa. Los norteamericanos no picaron el anzuelo y no se acercaron a las defensas de las baterías de la Habana, pero tuvieron que aumentar sus buques de guerra frente a la Habana, disminuyendo la presión bloqueadora en otros puertos.

Al finalizar la guerra, fue repatriado a España. Desde la Habana trajo los restos de Cristóbal Colón y del capitán de navío don Joaquín Bustamante y Quevedo. Los restos de Colón fueron transbordados en Cádiz en el mes de enero de 1899 a bordo del aviso Giralda, al mando de don Rafael Rodríguez Vera, para llevarlos a Sevilla. El crucero Conde de Venadito, que seguía al mando del capitán Arriaga y Amézaga, llegó a La Carraca, donde desembarcó los restos de Bustamante para ser trasladados al Panteón de Marinos Ilustres de San Fernando.

El 1º de marzo de 1899 se puso al mando del capitán de fragata don Francisco Jiménez de Villavicencio, haciéndose cargo del mando el 8 de abril en Ferrol. Zarpó al día siguiente para patrullar las costas de Vizcaya y Guipúzcoa, tocando en los puertos de Guetaria, Pasajes, San Sebastián y finalmente en la ría de Bilbao el 13 de abril. Realizó numerosas patrullas en aguas del Cantábrico, destacando la búsqueda, a finales de abril, de los tripulantes del vapor naufragado Zurbarán. Después de una nueva patrulla por las costas de Vizcaya, salió el 10 de mayo rumbo a Ferrol, fondeando la tarde del 11 de mayo. El capitán Villavicencio entregó el mando del crucero al capitán de fragata don Ricardo de la Guardia y Vega.

Se ordenó su desarme el 18 de mayo de 1900 y dado de baja el 18 de julio de ese año. A partir de entonces fue utilizado como escuela de torpedistas en Ferrol, pontón para depósito de municiones y después como parte de las defensas submarinas de la base naval de Ferrol.

Sobrevivió hasta poco antes del comienzo de la guerra civil, cuando fue hundido en 1936 en unos ejercicios de tiro real por la división de cruceros en aguas de Marín, tomando parte el acorazado Jaime I, los cruceros Libertad, Almirante Cervera y Miguel de Cervantes.

Bibliografía:

Aguilera, Alfredo y Elías, Vicente.: Buques de guerra españoles, 1885-1971. Editorial San Martín. Madrid, 1980.

Bordejé y Morencos, Fernando de.: Crónica de la Marina española en el siglo XIX, 1868-1898. Tomo II. Ministerio de Defensa. Madrid, 1995.

La Ilustración Española y Americana. Madrid, 12 de octubre de 1892; 30 de octubre de 1892.

La Ilustración Española y Americana. Madrid, 30 de octubre de 1893.

Lledó Calabuig, José.: Buques de vapor de la Armada española. Del vapor de ruedas a la fragata acorazada, 1834-1885. Aqualarga Editores. Madrid, 1997.

Noticias varias. Revista General de Marina. Tomo XXXIII. Octubre de 1893.

El Mundo Naval Ilustrado. Año II, nº 40. Madrid, 15 de diciembre de 1898.

El Mundo Naval Ilustrado. Año III, nº 43. Madrid, 1º de febrero de 1899.

Rodríguez González, Agustín Ramón.: “Bloqueo y combates en la Habana y Cienfuegos, 1898”. Revista General de Marina. Diciembre de 2008.

VV.AA.: El Buque en la Armada española. Editorial Sílex. Madrid, 1999.

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